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Es curioso como muchas de las cosas que rodean a Unionistas de Salamanca en lo deportivo son siempre de cierta manera, aunque tanto la sustancia deportiva del club, como la de sus contrincantes cambie de un año para otro. Así ocurrió en su debut liguero en casa, y la bestia negra volvió a ser bestia negra. Se le renovó el certificado un año más a un Osasuna Promesas que desde la mudanza al Reina Sofía es un visitante nunca doblegado.
En lo extradeportivo tampoco varían mucho las cosas; aunque aquí es más lógico porque la sustancia del universo Unionistas es la qué es para lo bueno y lo malo. Los fuegos y la intensidad son marca de la casa. Intensitos de Salamanca y Hoguera grande, que cuadra con lo visto en pretemporada y desde el sábado, con el resultado y la rueda de prensa posterior al partido.
Tengo un amigo que dice que el interés de las ruedas de prensa es bajo porque son todas iguales. Preguntas y respuestas intercambiables de una persona y ciudad a otra. Mimetismo, lugares comunes y rutina por un lado y tablas y ofcio por otro. Quizá suela ser así si. Yo creo que son como salir los fines de semana, que nada suele salirse de un orden más o menos previsible pero que cuando se sale… uy cuando se sale.
Así ocurrió el sábado cuando Oriol Riera “echó la puerta abajo” de la temporada. A estas alturas imagino que todo el mundo ya ha visto, aunque sea al menos, la parte más mollar de la Rueda de prensa postpartido de Oriol Riera
No mostró unionistas su mejor cara ajustándose a lo reconocible en pretemporada: 5 atrás con carrileros, falta de claridad arriba, fragilidad cuando le transitan, y ciertas dudas en la portería (a días de hoy parece que vuelve el Salvacrucismo: paradones y cantadas veremos los mismos). El partido parecía abocado al 0 -0 hasta que el gol del equipo de Tajonar fue la chispa que catalizó el combustible derramado generando un incendio.
La primera víctima del incendio fue la puerta. No debió de bastar como liberación. Se sentó el míster en la mesa de la oficina delante de micros y cámaras y se quedó a gusto. Podía haber dejado ya pistas en comparecencias anteriores sobre algo de lo dicho, puede tener razón en lo que dice o no -porque el día a día de la plantilla quién lo conoce es él-, pero en público no puedes señalar a la Secretaría técnica ni señalar así al plantel en general, y a los jugadores de arriba en particular. Hacerlo en público es una inoportunidad, comprensible en privado para motivar y convencer de que hay que ir al 110%, pero cuando menos sorprendente evocando a Marcelino y el somos más malos… en público. Y desde mi punto de vista cubriéndose con un: esto es lo que hay. Es curioso porque el míster ha sido top en su profesión llegando a Primera División, pero como entrenador es lo mismo que la plantilla que dirige. Alguien a quien se ve con capacidad y potencial y del que de espera una mejora en su desempeño, pero que aún no es una realidad contrastada y que seguramente no sea la primera opción.
Hay que saber donde se está. Hay que ubicarse. Hay veces que las apariencias nos mueven a tomar decisiones que luego con el rodar de la realidad nos hacen pensar que no es lo qué o cómo pensábamos. Nos pasa en relaciones con personas cuando profundizamos en convivencia y conocimiento, con compras poco reflexionadas, o con esa escapada rural donde el paisaje era idillico y la oportunidad eremítica. Pero luego nos va desengañado el olor a campo, el gallo madrugador, el resultado de nuestras reflexiones, la sombra en la cobertura 5G o los sonidos por todo y por nada de las casas de madera. O simplemente la compañía, porque no es lo mismo horas que días. Después de este momento de efervescencia las redes ardieron. Y la dimensión de este incendio y los de pretemporada la da el tuit del entrenador el lunes y la comparecencia del presidente en el programa de Sergio Valdés saliendo al paso de todos los fuegos generados ( Entrevista de Roberto Pescador en Ser Depotivos ) Sintomático porque el club no suele salir a desmentir informaciones y a contar la intrahistoria de decisiones y fichajes, pero muchas veces los asuntos se vuelven cualitativos por lo cuantitativo
Como manguerazo final sobre este fuego llegó en el cierre del mercado con la incorporación in extremis del extremo procedente del Fuenlabrada Abde Damar. Veremos si aplaca la queja del entrenador de que faltan jugadores diferenciales arriba y le da al equipo un plus atacante. Sólo el tiempo nos dirá si Oriol Riera es de mecha corta o si no sabía dónde se metía, si realmente la plantilla está por debajo de los 19 equipos contendientes y si el fuego se apaga o se reaviva y cuán profunda es la herida.